Hola lectores queridos!! Hace mucho que no publicaba una entrada en el blog, pero cuando anoche, a las 4 de la mañana, estaba con un ataque de llanto y con una sensación indescriptible dentro de mi, supe que tenía que intentar hacer llegar esta obra al máximo de personas que pudiera.
Todos hemos oído hablar alguna vez de los amigos imaginarios. Incluso hay quienes los han tenido, y ellos los han acompañado en alguna etapa de sus vidas. Y todos nos quedamos con lo que los niños nos dicen de ellos. Cómo son, que nombre tienen, que hacen con ellos, etc. Pero, ¿alguna vez alguien se ha preguntado qué tiene que decir ese amigo imaginario del resto del mundo?
Este libro trata sobre eso, sobre un amigo imaginario que escapa del corriente ya que su amigo humano lo imaginó con forma humana, y capaz de cruzar puertas, y que, por sobre todo, vela por el bienestar de ambos. Y cómo teme.
Título original: Memoirs of an Imaginary Friend
Matthew Dicks, 2012
Calificación: Extraordinario
Sinopsis
Max solo tiene 8 años y no es como los demás niños. Él vive para adentro y cuanto menos le molesten, mucho mejor. No le gustan los cambios, las sorpresas, los ruidos, que lo toquen y que le hagan hablar por hablar. Si alguien le preguntara cuándo es más feliz, seguro que diría que jugando con sus legos planeando batallas entre ejércitos enemigos. Max no tiene amigos, porque nadie lo entiende y todos, hasta los profesores y sus propios padres, quieren que sea de otra manera. Solo me tiene a mí, que soy su amigo desde hace cinco años. Ahora sé que Max corre peligro y solo yo lo puedo ayudar. El problema es que Max es el único que puede verme y oír. Tengo mucho miedo por él, pero sobre todo por mí. Los padres de Max dicen que soy un "amigo imaginario". Espero que a estas alturas tengas claro que no soy imaginario.
Resumen
Budo es un amigo imaginario, pero no cualquier amigo imaginario. Si pensamos que cada amigo imaginario es el calco de lo que el niño imaginó, es normal que nos encontremos con amigos como cucharas, pañuelos, mascotas, etc. Pero Max imaginó a Budo como una persona adulta, la cual incluso era capaz de cruzar las puertas. Lo cierto es que cada amigo imaginario es imaginado por alguna razón, e inconscientemente Max creó a Budo para que este lo protegiera del mundo. Max es un niño autista y vive episodios de bloqueo; Budo se anticipa al bloqueo y lo ayuda a superarlos. Max odia ir al baño del colegio; Budo revisa previamente que no se encuentre nadie en ellos. Max odia los besos largos que le da su mamá; Max le jura que su madre la noche anterior solo le ha dado un beso corto, aunque sea mentira. Y siempre lo es. Lo que pasa es que Budo vela por el bienestar de Max, y no es consciente de ello hasta que le toca salvarlo del diablo. Y, considerando que Budo no puede ver visto ni oído por nadie, ni tampoco puede mover cosas del mundo real, la tarea es bastante difícil.
Para mi, Budo es excepcional. Es el amigo que todos necesitamos, sólo que es imaginario. Y realmente me hizo entender muchas realidades de distintas maneras. No es raro que un libro haya provocado en mi una catarata de lágrimas, ya que casi siempre me emociono en los finales de los libros, pero las enseñanzas que deja definitivamente hicieron que valiera la pena dejar de lado por dos días mis lecturas universitarias para terminar este maravilloso escrito. Les dejo unas palabras de mi amigo imaginario favorito en el mundo:
"Es muy extraño ser un amigo imaginario. No te asfixias, ni enfermas, ni te rompes la cabeza de una caída y tampoco pillas neumonías. Lo único que puede matarte es que una persona no crea en ti. Y eso es más frecuente que todas las asfixias, caías y neumonías juntas." - Budo.
Regálense una pausa en sus vidas, lean este libro y luego, vuelvan a ver el mundo.
Tengo el libro en EPub, si alguien se anima (y ojalá que lo hagan), pueden dejar sus correos en los comentarios y dichosa se los hago llegar.
Buena lectura!
Almendroide.
